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azuldeblancos

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Gente En la sala de urgencias del hospital apenas quedaba un sitio vacío.
A mi lado una mujer con su niño, en esa edad en la que sólo conoce una palabra y no para de repetirla. - ¿como dice maria isabel, cristian?. Así, mira: "antes muerta que sensilla, ¡ay! que sensilla".- E insistía la madre en hacerle bailar grotescamente, y resultaba tan artificial como un niño de dos años vestido con vaqueros desgastados, un piercing y espuma en el pelo marcando unos rizos disfrazados.
En otro lado de la sala, una elegante mujer mayor, esperaba sentada y resignada con unos electrodos pegados a sus piernas y brazos junto a quien parecía ser su hermana, también muy elegante, con chándal, una fina cadena de oro al cuello, perfectamente peinada y zapatillas de deporte, y a una chica de facciones filipinas que probablemente pertenecía a su personal de servicio.
Fuera, junto a la puerta de entrada, dos chicas se miraban asustadas sin cruzar palabra, seguramente tratando de asimilar alguna terrible noticia, tapándose la boca y moviendo las piernas inconscientemente obedeciendo sólo a los nervios del momento.
Cerca de mí, una convencional pareja en la treintena, leía en un folleto algo sobre la psicomotricidad, la estimulacion de los bebés y las fases de la gestación.
Dos parejas comentaban en el banco de enfrente que eran vecinos - ¡qué pequeño es el mundo! - decía una de las mujeres. A estos cuatro, la verdad, no conseguí adivinar qué les había llevado allí, los cuatro conversaban naturalmente de temas tan variados, que parecían estar en una tertulia entre amigos, ¡vaya planazo para un miércoles por la noche!
Un hombre mayor ni siquiera paró en la sala de espera, le pasaron directamente a un box, donde luego coincidí con él; me hizo sentir culpable ya que mi dolencia no revestía gravedad alguna, y sin embargo su salud estaba siendo atacada por todos los flancos. Estaba acompañado por dos mujeres que describieron a la doctora con todo detalle cada uno de los síntomas de su padre, cada uno de sus medicamentos y dosificaciones, cada una de sus intervenciones, y hasta la regularidad de sus necesidades fisiológicas. Cuando me dejaron ya ir a casa, le deseé una pronta recuperación, aunque no confiaba mucho en que mi deseo tuviera éxito alguno.

Así era el aire que se respiraba en esta sala, aquí terribles noticias, allí un sencillo malestar, ahí una pareja feliz porque un bebe esta a punto de llegar, una anciana a la que le va llegando su hora, un hombre que tendrá que volver en tres dias porque le toca el siguiente ciclo de la quimio, un niño que no comprende por qué su madre le ha llevado a pasar la tarde a un sitio tan aburrido. Todo mezclado en un espacio que no se muestra acogedor para tanta gente, tantos problemas, algunas lágrimas y muchos dolores, físicos y anímicos.

Gente arrogante, gente hortera, gente escandalosa, gente muy educada, gente corriente, gente estresada, gente apagada, gente triste, gente que no puede perder ese valioso tiempo de espera, gente a la que el destino ha hecho de ésta su sala de estar, ... gente obligada a tener algo en común.

10 comentarios

Trini -

Me pasa como a ti cuando voy a un hospital o a algun lugar donde confluya mucga gente los observo. Yo lo llamo la jauria humana, se descubren muchas cosas con los ojos abiertos y en silencio. Y es cierto hay tanta clase de personas unidas por unas horas en una sala de espera o en una cola que nada tendrian en común fuera de allí. Cosas que pensar...
Un beso y gracia spor tus comentarios en mi blog

AZUL de Blancos -

Hola Carmen, encantanda de conocerte, ¡no dejes de visitarme!
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HOla Coolazul, así es la naturaleza, ante las enfermedades nadie tiene más poder que otro. Un besito
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Hola Lluvia, no somos ni seremos todo iguales, pero de pasar unas horas en una sala de urgencias no nos escapapmos ni uno. Besitos
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Hola Poledra, sí, en esos momentos, a la fuerza tenemos algo en cmún con el de la silla de al lado. Un besito.
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Hola Calsetines, creeme, las salas de urgencias no se distinguen tanto de un hospital que de otro: en todos sencontrarás un montón de gente variopinta. Esta que describo yo aquí, es de una conocida clínica privada de Madrid, donde van los futbolistas cuando se lesionana y las famosas cuando quieren parir, pero la sala de urgencias no se diferencia demasiado de la de un hospital de la sanidad pública. ¡eso es lo que me llamó la atención!
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Hola Corazón, no las enfermedades no distinguen estatus, atacan y punto; otra cosas es que luego los tratamiento sy la hospitalizaciónsean más cómodos y efectivos para unos que para otros. La sala de urgencias, en principio, es igual para todos.
¡ah! y gracias por preocuparte, lo mío no es nada. Un besito.

Corazón... -

Ejem...Ejem... disculpen...

Pero las enfermedades tienen estatus sociales?
En mi pobre conocimiento sé, que la enfermedad es lo único que no distingue, sexos, condición física, mucho menos social, ataca a todos por parejo :( Y desgraciadamente los síntomas son los mismos...

Pero bueno, claro que si tienes dinero podrás ir al hospital más caro de tu localidad dónde por lo menos disfrutarás de paz e intimidad, pero las dolencias serán las mismas :( en fin...

A lo que tu post se refiere sí, todos tienen algo en común Una enfermedad y, en espera de tener la sanidad pronto :)

Si estas enferma, espero que no sea de gravedad y pronto pase, cuídate mucho y saludos!

;o)

Poledra -

Al final todos tenemos más en común que lo que pensamos, pero esa sala lo hizo evidente, verdad?

Un abrazo!

LLuvia -

Hola Calcetin... quice decir que cuando alguien está enfermo, y mas aún, enfermo terminal... qué importa a donde me lleven, lo unico que quiero es que me quiten el dolor, no me importa quien es mi vecino de cuarto o de cama... no me importa si es un señor, señora, señorita, niño, anciano, si es pobre o millonario... eso sale sobrando...en una sala de hospital hay diversidad de personas, pero todas vamos porque lo necesitamos.(te ire a visitar..puedo?)

calsetines -

Bueno... si importa el estatus social. No nos engañemos, no encontraremos a según quien en una sala de espera como la que aquí se describe.

En cualquier caso, sí. Aun sin tener nada en común, por un instante, la vida de los que te rodean se hace tuya también.

LLuvia -

sIMPLEMENTE, COMO TU DICES..."PEDAZOS DE VIDA" no importa el estatus social... de todos modos todos caemos en algún momento en una sala de ese tipo. Ahi estaremos juntos.

Coolazulb -

La verdad es que es curioso como las enfermedades nos unen a todos, seamos como seamos. Las salas de espera son sitios muy curiosos, a veces te hace pensar todo lo que ves.

Un beso azul

Carmen -

Desde luego los hospitales son uno de los pocos lugares que nos ponen a todos con los pies en el suelo, y nos igualan de alguna manera.
Saludos :)

mirada -

Verdad o ficción, de igual modo, es muy agradable leerte. Muy cercana, era como si estuviera en esa misma sala -cuidate mucho - Un beso