Estas traidoras ingratas
Nuria era una mujer hecha y derecha, aunque con unos 30 años muy bien llevados, que hacía a todo el mundo sospechar que tenía algunas primaveras menos. Terminó sus estudios con buena nota, sacando los cursos año por año, y tras la típica ronda de primeros trabajos poco exitosos, se fue labrando una carrera profesional sólida y de la que se sentía muy orgullosa.
Pese a sentirse una mujer segura y confiada ante la vida, en ocasiones por mucho que tratara, no podía manejar las riendas de lo que ocurría a su alrededor: sus mejillas se empeñaban en complicarle las cosas encendiéndose cuando ella menos lo deseaba. Ella sabía defenderse, tenía argumentos y facilidad de palabra para responder con sobrado éxito las indecencias o improperios de algunos, los enfrentamientos verbales o los intentos de abuso de poder de sus superiores, pero ellas, traidoras ingratas, siempre se adelantaban para delatar algo ya innegable: que le incomodaba cada una de esas situaciones.
Si estaba negociando una subida de sueldo, allí asomaban ellas para ser las protagonistas, robándole a Nuria todo el peso de la razón. Si estaba recibiendo alagos por su trabajo, comenzaba a aparecer ese tono rojito que le daba apariencia de cándida inmadura. Si recibiía el arrumaco más cariñoso y sorprendente de su amor, se tornaban coloraditas, juguetonas y cariñosas. Si alquien le bromeaba con alguna sugerencia subidita de tono, aparecían, y lo que es peor, rozaban la incandescencia si alguien era tan irreverente como para soltar el gracioso comentario ¡se está poniendo roja!. Le repateaba en lo mas hondo de su orgullo.
Es cierto que debía agradecerlas muchos otros momentos en los que con un leve sonrojo sus mofletes adquirieron una vitalidad jovial de lo más deseable y consiguió con ello cautivar a más de los que quiso.
Pero todavía hoy Nuria, sigue luchando contra estas traviesas compañeras de fatigas y éxitos, para tomar el mando de las cosas y poder aseverar ¡aquí mando yo, y que ninguna de vosotras muestre más emoción que la que yo quiera!
Pese a sentirse una mujer segura y confiada ante la vida, en ocasiones por mucho que tratara, no podía manejar las riendas de lo que ocurría a su alrededor: sus mejillas se empeñaban en complicarle las cosas encendiéndose cuando ella menos lo deseaba. Ella sabía defenderse, tenía argumentos y facilidad de palabra para responder con sobrado éxito las indecencias o improperios de algunos, los enfrentamientos verbales o los intentos de abuso de poder de sus superiores, pero ellas, traidoras ingratas, siempre se adelantaban para delatar algo ya innegable: que le incomodaba cada una de esas situaciones.
Si estaba negociando una subida de sueldo, allí asomaban ellas para ser las protagonistas, robándole a Nuria todo el peso de la razón. Si estaba recibiendo alagos por su trabajo, comenzaba a aparecer ese tono rojito que le daba apariencia de cándida inmadura. Si recibiía el arrumaco más cariñoso y sorprendente de su amor, se tornaban coloraditas, juguetonas y cariñosas. Si alquien le bromeaba con alguna sugerencia subidita de tono, aparecían, y lo que es peor, rozaban la incandescencia si alguien era tan irreverente como para soltar el gracioso comentario ¡se está poniendo roja!. Le repateaba en lo mas hondo de su orgullo.
Es cierto que debía agradecerlas muchos otros momentos en los que con un leve sonrojo sus mofletes adquirieron una vitalidad jovial de lo más deseable y consiguió con ello cautivar a más de los que quiso.
Pero todavía hoy Nuria, sigue luchando contra estas traviesas compañeras de fatigas y éxitos, para tomar el mando de las cosas y poder aseverar ¡aquí mando yo, y que ninguna de vosotras muestre más emoción que la que yo quiera!
14 comentarios
AZUL de Blancos -
_________________________
Trini, me encanta la forma que tienes de asumir los problemillas. Tienes razón, que digan lo que digan. Besos
Trini -
Besos
runner45 -
me gusta mucho tu blog.
AZUL de Blancos -
___________________________
A todas las afectadas por estas traidoras, algún día podremos con ellas y las usaremos a nuestro antojo. Gracias por compartirlas conmigo. Besos
Coolazul -
Un beso azul enorme, sigue así.
pitijopo -
jacaranda -
Un beso desde el bosque
LLuvia -
bikerin -
Y... ¡que quieres que te diga!
Me recuerda a aquellos articulos que habia en la contraportada de los diarios... agradables, intemporales, que te hacian olvidar toda la tragedia diaria de las noticias leidas.
Sigue así. Para que los demas podamos disfrutar leyendote. :-)
Sr. Tubería -
Escribes bastante bien. Enhorabuena.
Clung.
mICrO -
Las emociones, es lo que nos hacen sentir vivos, y aseguro que tu protagonista tiene mas vida que cualquiera de esas ingratas, que quizas aprendan el valor de dejar ser a los demas, como sean.
Saludos
mirada -
mirada -
Corazòn... -
Que bonito has descrito a esas traidoras sí, que cuando menos sientes nos ponen en evidencia...
Pero lamentablemente es algo que no puedes controlar, simplemente sientes como un calor invade tu cara y sientes que tus mejillas arden ufsss, ya está!
Muy bonito :) Esperemos que Nuria algún día logre dominarlas, que con ellas es difícil disimular sus emociones :(
Saludos!
;o)