Lloro
Hace algo más de un año que falleció, y todavía lloro, aunque al menos, ya puedo hablar sobre ello.
Se fue sin poder despedirme, sin imaginármelo, aunque su enfermedad estuviera ya muy avanzada. Avisaron los médicos que ya no había vuelta atrás, que el mal funcionamiento del hígado estaba intoxicando la sangre, que la quimio sólo retrasaría un poco el desenlace y que en sus últimos días perdería la lucidez. Pero él no podría soportar eso, podría soportar la muerte, pero nunca perder la cabeza, quizás por eso luchó tanto y la mantuvo hasta el último momento y quizás por eso se me camufló tanto su empeoramiento. Puedes tratar de asumirlo, pero hasta que no rompe ese doloroso momento, no ha pasado, todavía él está aquí.
No le vi el día anterior, me dijeron que estaba muy mal, pero no puede imaginar que ya había llegado el momento.
Eran las nueve y me llamaron para decirmelo: "puede que haya muerto, no respira y tiene las pupilas dilatadas, hemos llamado a una ambulancia". Tardé en llegar menos de veinte minutos; ni ambulancia ni nada; sólo llorar, sólo asimilar, sólo mirarnos unos a otros acompañados de silencio, dándonos el abrazo más sentido que nos hayamos podido dar nunca. Y faltando ya alguien.
Durante todo un año, llorando en mis momentos de soledad, nunca con nadie, sólo con él, desde donde estuviera.
Y ahora he llorado contigo, y este lloro ha sido el más amargo y también el que más me ha aliviado.
Perdóname por haber necesitado antes todos esos lloros en soledad.
Imagen: Lagrima1, de la serie Ventanas del Alma, de Nicoletta Tomas Caravia
Se fue sin poder despedirme, sin imaginármelo, aunque su enfermedad estuviera ya muy avanzada. Avisaron los médicos que ya no había vuelta atrás, que el mal funcionamiento del hígado estaba intoxicando la sangre, que la quimio sólo retrasaría un poco el desenlace y que en sus últimos días perdería la lucidez. Pero él no podría soportar eso, podría soportar la muerte, pero nunca perder la cabeza, quizás por eso luchó tanto y la mantuvo hasta el último momento y quizás por eso se me camufló tanto su empeoramiento. Puedes tratar de asumirlo, pero hasta que no rompe ese doloroso momento, no ha pasado, todavía él está aquí.
No le vi el día anterior, me dijeron que estaba muy mal, pero no puede imaginar que ya había llegado el momento.
Eran las nueve y me llamaron para decirmelo: "puede que haya muerto, no respira y tiene las pupilas dilatadas, hemos llamado a una ambulancia". Tardé en llegar menos de veinte minutos; ni ambulancia ni nada; sólo llorar, sólo asimilar, sólo mirarnos unos a otros acompañados de silencio, dándonos el abrazo más sentido que nos hayamos podido dar nunca. Y faltando ya alguien.
Durante todo un año, llorando en mis momentos de soledad, nunca con nadie, sólo con él, desde donde estuviera.
Y ahora he llorado contigo, y este lloro ha sido el más amargo y también el que más me ha aliviado.
Perdóname por haber necesitado antes todos esos lloros en soledad.
Imagen: Lagrima1, de la serie Ventanas del Alma, de Nicoletta Tomas Caravia
10 comentarios
AZUL de Blancos -
Ah, y gracias a tí.
runner45 -
Gracias por visitarme y hacer posible que ahora te lea...
bsss
calsetines -
Besos¡¡
AZUL de blancos -
Besos tocaya
AZUl de blancos -
Besos
AZUL de blancos -
Coolazulb -
El también lo hará en ti.
Un besazo azul
TIRITA -
Isadora -
Un abrazo.
Trini -
Un saludo y un beso