Mis sancheski
Cuando las jugueterías no eran como ahora; cuando el juguetero conocía el nombre de los niños que iban a disfrutar con cada artículo que él vendía; cuando no era obligatorio indicar en el envoltorio los meses o años mínimos que tenía que tener un chavalín para disfrutar de esos objetos tan deseados; cuando uno, siendo cani, podía darse un trastazo y no había más problema que aplicar un poco de mercromina (y lucirla luego bien, claro).
Por aquel entonces yo disfrutaba de mis sancheski: esos oxidados patines que cambiaban de talla a medida que te ibas haciendo más grande, a medida que tu cuerpo iba cogiendo más inercia en las caídas, a medida que eras capaz de alcanzar más velocidad, a medida que conseguías hacer giros sin poner los brazos en cruz y sacar el culo.
¡Ah!, qué habrá sido de esos patines que en cuanto entraban unos granitos de arena entre los rodamientos, frenaban sin avisarte de que tu centro de gravedad iba a cambiar de pronto. Qué habrá sido de esos patines a los que cuando se les gastaba el freno, la dentera hacía que toda tu piel se volviera de gallina. Qué habrá sido de esos patines que te producían unos estupendos cardenales en las espinillas en cuanto te descuidabas.
Pues yo, echo de menos los sancheski, llamadme nostálgica.
Por aquel entonces yo disfrutaba de mis sancheski: esos oxidados patines que cambiaban de talla a medida que te ibas haciendo más grande, a medida que tu cuerpo iba cogiendo más inercia en las caídas, a medida que eras capaz de alcanzar más velocidad, a medida que conseguías hacer giros sin poner los brazos en cruz y sacar el culo.
¡Ah!, qué habrá sido de esos patines que en cuanto entraban unos granitos de arena entre los rodamientos, frenaban sin avisarte de que tu centro de gravedad iba a cambiar de pronto. Qué habrá sido de esos patines a los que cuando se les gastaba el freno, la dentera hacía que toda tu piel se volviera de gallina. Qué habrá sido de esos patines que te producían unos estupendos cardenales en las espinillas en cuanto te descuidabas.
Pues yo, echo de menos los sancheski, llamadme nostálgica.
7 comentarios
Jose -
Azulita -
Miguel -
También como vehiculos espaciales, de esos para recorrer otros planetas... (siempre he tenido la cabeza un poco en la luna ;-)
Y a parte de otras estravagancias también les di un uso más acorde a lo que se espera de ellos. Los usé como monopatín, y de esa manera compartía mis patines con una hermana, toda una lección de economía familiar ;-)
De lo que no tenía ni idea es de que se llamaban Sancheski.
Azulita -
Miguel -
Azulita -
La mirada del Angel -
MENSAJE
Estrechado a mi almohada
Para ahogar mis gemidos
He empapado las sabanas
Mis lagrimas eran ríos.
He gritado tu nombre
Hasta olvidar el mío
Y me duele por dentro, mira,
Que de verdad lo he sentido.
Que la piel se me erizaba
Que pinchaban los latidos, (de mi corazón)
Y mis sienes estallaban,
Salpicando de pedazos, de emociones, de ilusiones, de momentos compartidos,
Y no estas aquí conmigo,
es por eso que te escribo
Lo encontré en una botella
Semienterrada en la arena
En la playa del olvido,
Más cerca de donde piensas.
Es un mensaje perdido.
Escrito un millón de veces.
Que solo lee quien lo escribe.
Y aunque hacia quien va no llegue,
Recibirá la misiva, de su propio puño.
Puede .
14/07/2004 01:54. Tema: Mis letras. #. .